Y pasó… siguió pasando. Envuelta en una silenciosa celebración desde los confines del olvido, de la miseria, de la frustración. Dentro de la cabeza de otro, encerrada en un laberinto de hoja afilada, que se extendía por cientos de kilómetros, sin salida a la vista… aún. Sin embargo, razones le sobraron para saberse viva, para sentir deleite; palabras y ligeros roces de la brisa que la elevaron del suelo en épocas antiguas. Un adiós, un renunciar, un aceptar la vida en otro, otros, muchos… que poco a poco fueron olvidando el contrato, mientras se disolvía con la marea. Un saludo, un placer, una confusión por retornar sin voz, con una daga en la cabeza. Pero hoy es el año 3, y la vida continúa; sin ella misma, sin audiencia y sin espectáculo.
15.8.11
Día especial
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