27.8.08

Escape


La vereda estaba, ¡NO! ¿Cuál vereda? Aquella que solía estar a la vista de cualquier soñador que se asomara por la ventana del recinto, aquella única entrada de fantasías y salida de deseos que se podía disfrutar. Esa calle que había sido visualmente sepultada gracias a la “grandiosa civilización”. Cuanto detestaba eso, eran magníficas aquellas épocas en que ella podía encontrar un transeúnte rodeado de árboles con un sinfín de expresiones en su rostro que delataban su historia completa pero…un momento, ¿acaso ella ya tenía vida en esa época? No.

La ventana seguía ahí, un tercer piso que daba al mundo de ladrillo que estaba compuesto por paredes de edificios y uno que otro techo de las casas que habían sobrevivido, ¡qué envidia! Ella había soñado tantas veces con salir de una de esas ventanas del altillo de una casa y sentarse en esos techos de tejas de barro a observar la luna, a bañarse en su luz, a dejar que la brisa roce cada milímetro de su cara y eleve cada uno de sus cabellos, a sentir dicha por vez primera en su vida. Qué sencillos eran sus sueños, en otras épocas.

Ella era un espíritu libre y joven (una niña apenas) como esos que cada día hacían que las flores se abrieran con más vitalidad, que la luz del sol que caía sobre la piel de cada una de nuestras abuelas tuviera un resplandor especial, aquellos que propiciaban la atmósfera indicada para cada segundo de contacto con el soñado príncipe azul…libre… Cada día el ulular del viento era el sonido más puro que se podía oír desde cualquier rincón del mundo, y en lugares específicos se encontraban un sinfín de melodías acompasadas por el sonido de los árboles cuando el viento los despeinaba, o el del agua cuando la brisa le ayudaba a llegar cada vez más cerca de su eterno seductor, el sol. Pero ella todavía no ‘estaba’.

¿Cuándo pudo pasar? ¿Qué crimen pudo haber cometido? No fue natural, en este momento nada es natural. Ella estaba preparada para ocupar su lugar en la tierra, aquel lujo que a estos seres se les da sólo por cien años, ser un alma. Una hoja, si, una pequeña partícula del universo que encierra en ella la vitalidad y la belleza, que se mueve al compás del viento con un grado de libertad que le permite interpretar múltiples danzas, con la compañía de otras miles bailarinas creando un a perfecta armonía. Un segundo le faltó pero uno de esos seres animados que tanto se lucen de ser premiados con “inteligencia” le arrebató la vida para dejarla tirada en el camino sin ningún motivo, sólo malicia. No hubo más remedio que ceder su libertad para ocupar la vacía carcaza que estaba en el vientre de su acompañante, sosteniendo una relación parasitaria y matrioshkica*.

Perder la libertad sin sentido, no tuvo otra opción que crear un mundo alterno como aquel que solía habitar y aislarse del que estaba siendo destruido ante sus ojos; el resultar sumida en sueño que no sabe si tendrá final, que la lleva por distintos caminos que le muestran su propia y oscura realidad; el abatimiento revela cada vez razones más fuertes para no volver, para seguir con la esperanza de que su cuento (como los que tanto le gustaban al ser niña) tendrá un final feliz. Pero esos cuerpos como el que ella habita ahora no cumplen la cuota de vida terrestre que ella necesita (tampoco se acercan al objetivo de ésta) ni siquiera los pocos con alma, ¿cómo podrá convertirse en un ser elemental, en la raíz del caos?

“La esperanza es lo último que se pierde”. Es lo que la gente suele decir, pero si las reglas están rotas no se puede seguir bajo ese manto. Es irónica su condena, su eternidad ya no va a ser, su naturaleza se desvanece cada vez más rápido y no puede recuperarla porque está atrapada en una masa sin armonía en su complexión, carente de ella.

¡Un momento! Puede haber otra opción, ella ya la había descartado pero quizá sea la forma más sensata de acabar con este error, sólo pueden haber dos resultados: acabar ya con la condena al tiempo que con su eternidad o todavía tener la energía para volver a su antigua naturaleza. Un futuro incierto, pero ambas opciones son mejores que lo que está soportando y lo hará.

Vuelve a sacar los restos de aquella hoja que tanto significó para ella. Adiós. Con los ojos anegados en lágrimas siente su morada original por última vez y los deja al lado de donde duerme su padre como única explicación de la decisión que tomó…la búsqueda del retorno a su destino.

7 comentarios:

Nay Tiyi dijo...

Muchas gracias por tu firma en mi blog.
me alegra mucho que te haya gustado y es un placer recibir tus comentarios ^^

me gusto el tuyo. Es nuevo, no?
Voy a agregarlo a mis blogs favoritos para tener el link y pasar seguido. Espero no te moleste.

Saludos desde Buenos Aires

Nay

Nay Tiyi dijo...

para que no te asustes, suelo contestar los comentarios ^^

Me alegra mucho que te haya gustado lo que escribí. Lo estoy continuando.
Espero recibir tus comentarios en la proxima parte.
Sigo pasando por acá.

Saludos ^^

veronika dijo...

muchas gracias por tu comentario.

lo de las actualizaciones me tiene emparanolla.



gracias

^^ María ^^ dijo...

Wola!!! aunk el blog sea nuevo, me encata k pongas cosas propias como esta historia ( escribes genial, sigue asi). Bueno, mañana no podre pasar a exar una firmita, pero el domingo vuelvo a ver k tal.

Besitos

^^

Anónimo dijo...

Me has omentado en el blog...me gustan tus historias :)

Maite dijo...

Hola!
Espero que te guste "Across the Universe", a mi me encanta recomendar películas, bandas, etc. y siempre espero que la respuesta sea positiva jaja.

Me gustó mucho tu historia!

A veces pienso que últimamente las mejores historias se gestan en los blogs por escritores del "under" por decirlo de alguna manera.

En fin, gracias por pasar por mi blog.

Saludos!

^^ María ^^ dijo...

Wolaa!!!

Siento actualizar mi blog tan tarde, pero estoy liada con mis libros..xDDD

Paso a exar una firmita rapido, y espero pasarme por aki prontiko.
Besitos
P.D: Gracias por comentar en mi blog!!

^^